Cuando estaba esperando a que el grupo llegara a aquella estación del
ferrocarril me imaginaba algunos años atrás las personas allí sentadas con su
cigarrillo y sus prendas de campesinos esperando aquel tren para ir a laborar o
incluso solo por turismo.
Jairo Gutiérrez, un hombre que estaba sentado en una de las bancas del
ferrocarril, nos empezó a contar todo lo que se vivía en aquella época hablando
en promedio de los años 50 y 60. Nos decía que ese era un medio indispensable
de transporte. En el viajaban personas, animales, campesinos con sus
pertenencias y a muchos les incomodaba esto. Como en todas las épocas de la
vida se veían las diferencias sociales donde quien pagaba más obtenía un viaje
con más comodidad con sillas amobladas: un puesto sencillo costaba 30 centavos
y el de mayor prestigio, por así decirlo, 70 centavos.
el tren poseía un vagón donde se prestaba servicio de restaurante. Jairo
Gutiérrez contaba además que los trenes esperaban en la estación hasta que
llegara el otro. Para eso, los conductores eran informados por teléfono de cale
para indicarles en qué momento debían iniciar el viaje.
Según don
Jairo, los ferrocarriles se acabaron por la política del gobierno debido a que no hubo voluntad para continuar con este medio de transporte y además porque los empresarios del transporte automotor hicieron hasta lo imposible por acabarlos.
Continuamos
nuestro recorrido por el Parque de las Luces donde me desvíe con algunos de mis
compañeros a escuchar historias y aventuras de personas que se encontraban
allí, un señor cuyo nombre no recuerdo nos contó que antes este parque era una
plaza de mercado.
Continuamos
caminando por este lugar y nos encontramos a dos señores muy particulares, Jesús
Alfonso y Antonio Montoya, quienes formaban un dúo llamado "Los
renovadores musicales", Don Jesús llegó a Medellín por circunstancias ajenas a
su voluntad porque fue desplazado de sus tierras por la violencia que se dio en
los años 60, era un hombre vicioso y ladrón hasta que se encontró con don
Antonio de quien siguió buenos consejos que le permitieron salir de esta
situación hace ya 7 años. Además, se unieron y empezaron a tocar
guitarra, logrando así su sostenibilidad económica.
Más
adelante nos encontramos con unos indigentes, uno de ellos con problemas
psíquicos, nos dijo que el también era un periodista y actuaba como si lo
fuera que el era del canal RCN pero que luego por problemas lo pasaron para Tele
Antioquia. conversaba bastante con mi compañera Andrea Trefftz
y nos siguió un buen rato.
El caso que más me impresionó fue el del señor José Libardo Peláez un hombre "berraco" como
decimos nosotros los paisas. Este tiene una inhabilidad en sus dos oídos,
utiliza un aparato especial para este tipo de discapacidades así logra escuchar a las personas. José Libardo arregla zapatos con su nieto y muchas
veces le ha tocado presenciar robos en su propio negocio. también había sido desplazado
varias veces de su sitio por el Espacio Público, pero dada su necesidad de
supervivir persiste con su trabajo.
Aunque yo
sentía temor al andar por estas calles, porque es visto como un sitio que no es seguro, me alegraba al ver como la mayoría de las personas con las cuales
compartimos se abrían a nosotros sin vernos mal por las diferencias se estrato social, y nos contaron
historias vividas por ellos en su diario vivir como: la violencia, el robo, la
drogadicción; problemas que todos sabemos que existen pero
que no hacemos nada por cambiarlos, nos hacemos los de la vista gorda e
ignoramos el mundo malo y sucio en el que muchos están inmersos.
Observé
muchos con discapacidades tanto físicas como mentales y me entristeció ver como les tratan como animales y no como los seres humanos
que son porque los discriminan, los empujan, los insultan, no son bien vistos socialmente por su prenda o por la pobreza en la
que están sometidos a vivir.
Hay que lograr concientizar a los demás que ellos son seres humanos comunes y corrientes, por lo tanto hay que respetarlos y ayudarlos
Hay que lograr concientizar a los demás que ellos son seres humanos comunes y corrientes, por lo tanto hay que respetarlos y ayudarlos
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